Las Casas Astrologicas

El zodiaco está dividido en doce partes, llamadas casas astrológicas, que representan los diferentes sectores de la vida; según los signos en los que caen y los planetas que están en ellas, nos indican como vivimos un determinado sector. Las líneas de separación entre las casas se llaman cúspides y dependen de la hora y del lugar de nacimiento de cada uno. El ascendente es la cúspide de la primera casa y es, en cierto sentido, la personalidad manifiesta del individuo, lo que con su aspecto y comportamiento comunica a los demás.


I CASA - ASCENDENTE

Junto con el Sol y la Luna, el Ascendente (ASC) es uno de los factores más importantes de la cartanatal. El signo que está al principio de la primera casa astrológica nos proporciona útiles informaciones acerca de nuestra índole, de nuestro temperamento y de nuestro aspecto físico. El ascendente indica como reaccionamos de forma instintiva e inmediata ante las situaciones y como nos presentamos al mundo.


2 CASA

La segunda casa se refiere a nuestros valores, a como valoramos lo que nos rodea y a como sabemos aprovechar tanto nuestros bienes, entendidos como potencialidades, como nuestro entorno. Hasta nohace mucho, la tierra era lo más valioso, hoy en día ha sido remplazada por el dinero. Por ello, a la segunda casa a menudo se le relaciona con el dinero.


3 CASA

La tercera casa indica como percibimos nuestro entorno y como nos conducimos en él, nuestro deseo de conocer y aprender, nuestro nivel de curiosidad y de sociabilidad, nuestra habilidad para relacionarnos y comunicarnos con las personas, y nuestra capacidad para aprovechar los contactos y las relaciones. Además, la tercera casa se refiere a todas las personas que forman parte de nuestro entorno social: hermanos, hermanas, primos, parientes, conocidos, colegas de trabajo, etc.


IV CASA

La cuarta casa o el Fondo del Cielo (FC), nos habla de nuestros orígenes, de la casa paterna y de las circunstancias que influyeron en nuestra niñez. Describe la relación con la familia, la fuerza de los lazos familiares y nuestra actitud hacia el hogar. Cabe recordar que esta casa refleja tanto la verdad objetiva, es decir, la situación familiar real, como nuestra percepción subjetiva de ella y que las dos tienden a influenciarse recíprocamente.


5 CASA

La quinta casa se refiere a nuestra potencialidad para crear, esto es, para dejar una huella de nosotros, lo que se puede lograr de dos maneras: trayendo un hijo al mundo y criándolo de modo que llegue a ser una persona distinguida desde el punto de vista cultural y social, o bien a través de nuestra obra literaria, artística o científica; esta casa también representa la sexualidad y el amor, entendidos más como expresión de nosotros mismos que como deseo de unión con los demás. En fin, nos habla de nuestra actitud hacia los retos, el riesgo, los juegos de azar, los que son elementos fundamentales para determinar nuestro potencial.


6 CASA

La sexta casa se refiere a lo cotidiano y a la rutina, a todas las situaciones que requieren respeto, disciplina, tolerancia y que ponen a prueba nuestro sentido cívico y nuestra disponibilidad para con los demás. Además, nos habla de nuestra relación con todo lo que consideramos subalterno, esto es, los empleados, los domésticos, los animales, los objetos y nuestro propio cuerpo, cuyo funcionamiento damos a menudo por sentado.


VII CASA

La séptima Casa o el Descendente nos dice como llegamos a acuerdos con los demás, es una casa de elecciones y de obligaciones, ya que lo que es acordado, ya sean contratos de negocios o un matrimonio debe ser respetado. Por lo tanto, esta casa describe nuestra actitud hacia los demás y la colectividad y nuestro nivel de tolerancia hacia las personas diferentes a nosotros.


8 CASA

Con la séptima casa, donde se produce el encuentro con “el otro”, se cierra el ciclo de las casas en las que adquirimos experiencia de nosotros mismos directamente y se abre el ciclo de las casas en las cuales nos exploramos a través de la relación con los demás. Si en la séptima casa cerramos contratos, aquí es donde los valoramos. La relación, el intercambio, el contrato se convierte en un valor, que puede ser dinero o, simplemente, una promesa. En esta casa afrontamos asuntos de herencias, impuestos, préstamos hipotecas; todo tipo de intercambio, como es sabido, sin importar que tenga que ver con el dinero o no, se funda en una relación interpersonal y social basada principalmente en la confianza. La confianza, a su vez, supone la honestidad, el sentido de responsabilidad y la capacidad de cumplir con lo acordado. En la octava casa se encuentran todas las instituciones que, de alguna manera, tienen que ver con la confianza y el poder, tanto para bien, como para mal: la política, las finanzas, la mafia, el clero, etc. También las relaciones sentimentales y el sexo suponen una buena dosis de confianza y de “abandono”, ya que, al involucrarnos, concedemos a los demás poder sobre nosotros.


9 CASA

La novena casa indica en qué medida nuestra visión subjetiva y limitada se alimenta de horizontes mentales más amplios. En esta casa es donde se da el encuentro entre nuestro pensamiento y el pensamiento global, aquí encontramos culturas, modos de pensar, doctrinas y filosofías ajenas, que no pertenecen a nuestra cultura. Esta casa nos muestra hasta qué punto podemos ampliar nuestro pensamiento o, por el contrario, si tendemos a imponer nuestra visión del mundo a los demás. Si la tercera casa se refiere a la necesidad de cada uno de nosotros de actuar dentro de nuestro entorno para llegar a comprenderlo y a conocerlo, la novena casa se refiere a los conocimientos que no tienen nada que ver con nuestro entorno y que podemos adquirir sólo de forma abstracta. Si en la tercera casa aprendemos a “conocer”, al experimentar directamente con cosas nuevas, en la novena casa aprendemos a “comprender”, esto es, a conocer los mecanismos internos y las condiciones que han ocasionado una determinada situación, en suma, aquí es donde aprendemos el porqué de las cosas.


X CASA

La décima casa o el Medio Cielo (MC), nos muestra cómo podemos autorrealizarnos, llegando a desempeñar un papel importante en la sociedad. Esta casa se refiere a nuestra capacidad para actuar, cooperar e integrarnos a organizaciones complejas y a los éxitos y fracasos que ese esfuerzo supone. Si la cuarta casa concierne al hogar y a los lazos familiares, la décima casa nos dice hasta qué punto sabemos alejarnos del hogar y cuál es nuestro nivel y deseo de autonomía.


11 CASA

Si la décima casa se refiere a la aspiración de desempeñar un papel activo en la sociedad, en la undécima casa nacen nuevas exigencias: aquí nuestra actuación se dirige hacia la realización de bienes que puedan ser aprovechados por la comunidad. Crece el sentido cívico, sentimos la necesidad de expresar nuestros ideales, de juntarnos con personas que los compartan, de pertenecer a grupos y asociaciones que reflejen nuestras aspiraciones. Si en la quinta casa nos expresamos de forma incondicionada, en la undécima casa, al actuar tenemos en consideración el juicio de la comunidad a la que pertenecemos. Esta casa indica nuestra actitud hacia la religión, la política, la justicia, las modas, las tendencias sociales, etc. Nos dice si somos personas conformistas que tienden a ajustarse a las modas, dejando a un lado la expresión de nuestra individualidad o, al contrario, si somos inconformistas y rebeldes, dados a la crítica de la sociedad, o bien si somos capaces de contribuir de forma positiva y equilibrada.


12 CASA

La duodécima casa se refiere a todas las situaciones en las que llegamos a experimentar un fuerte sentido de impotencia, al darnos cuenta de que no hay nada que hacer, ni siquiera si nos uniéramos para luchar juntos. Las cosas pasan, sin que nosotros las busquemos o propiciemos de alguna manera, se dan y punto, lo único que nos queda es aceptarlas. Si en la sexta casa descubrimos que tenemos que ajustarnos a las reglas y a las normas de la sociedad, lo que puede fuertemente limitar nuestro poder individual, aquí son nuestras expectativas acerca de la sociedad las que se desmoronan: si nos habíamos ilusionado con que bastaría vivir de forma ética y justa, ser buenos padres y aportar a la sociedad, las experiencias de la duodécima casa nos obligan a percatarnos de que existe una ley superior a la cual todos tenemos que someternos, esto es, el destino.